Solo una cosita previa al relato que abajo pego, y que como mi madre se me ha hecho escritora a sus años pues voy a ver si la hago famosa y de paso me queda algo más de herencia, aunque solo sea herencia literaria que no es mala herenencia, vamos digo yo, en estos tiempos que corren, en los que la mayoría de la gente solo lee el 20 min, el qué, etc, y es que ya me estoy enrrollando.....
Y solo quería contar que como a mi ordenador viejito ya no le funcionaban la mayoría de las letras, pues me he comprado un nuevo. Yo no soy ningún friki de la informática, pero el ordenador viene con lector de huellas dactilares -muy útil, pensé yo- .
El caso es que ayer por la tarde después de estar trepando en quebranta del medio, intensamente -diría yo- , pues llegúe a casa y me dispuse a pasar un ratico con mi querido compiuter. Bueno, arranco y para entrar como administrador paso con dulzura y suavidad la yema de mi dedo índice por el lector, ummmmmm, el placer de la tecnología, esto es como la peli de GATACA (recomendable por cierto).
unos segundos y mensaje de mi compiuter, -error, huella de mala calidad-
bueno, a veces pasa, lo intento de nuevo con toda suavidad y dulzura.
- error, huella de mala calidad -
bueno, last oportunity, deslizo el dedo y.........
-error, huella de mala calidad, ¿no habrá estado escalando pedazo de imbécil?-
así que he decidido registrar la huella de mi gato (la whympi) que como ella siempre esta en casa no habrá problema, bueno, el problema es que no le hace mucha gracia lo de poner la patita en el ordenador, porque dice que le da calambre y que a ver si se va a electrocutar.
bueno, ya os dejo con RAMIRO.
CINCO MINUTOS CON RAMIROEs una bonita tarde de otoño, aunque no sé si será por el cambio climático, mas parece una tarde de primavera.
En el cementerio del pequeño pueblo hay un gran bullicio de mujeres con cubos, escobas y trapos, afanándose en limpiar las lápidas pues llega el día de los santos y todo tiene que estar reluciente.
En una de esas lápidas vemos a Mariana, de unos 60 años, afanada en la limpieza y sin parar de hablar con su difunto marido que la dejó viuda cuando mas falta le hacía (según decía ella).
Se esmera en darle brillo al epitafio que dice “Aquí yace, y yace bien, el descansa y yo también”
¿Quedó bonita la dedicatoria, verdad Ramiro? también pensé en ponerte aquello que dijo no se quien, “Perdonen que no me levante” y la verdad, es que, también hubiera sido apropiado, porque un poco vago si que eras, y muy amigo del santo de “Sanluego” y del “Mañana Dios dirá” que yo creo que por eso no tuvimos hijos, por irlo dejando y es que el santo de “Sanluego” es un mal santo.
Bueno Ramiro ¿qué me dices de la lápida nueva que te he puesto?, seguro que te habrá gustado aunque no me lo digas, como nunca te parece bien lo que yo hago. Y no te voy a decir lo que me ha costado por que con lo tacaño que tu eras te parecerá un disparate. Ahora ¡es la más bonita de todo el cementerio! y la más limpia aunque a ti, eso de la limpieza tan poco te gustaba mucho. Te acuerdas los sábados cuando te lavabas que yo te restregaba la espalda y las orejas, que te las dejaba coloradas como tomates.
¡Y como salías de casa! que no había otro en el pueblo mas limpio y mejor planchado, y yo salía orgullosa a la puerta de la calle para ver como los vecinos decían: Hay va el Ramiro que parece un pincel.
¿Sabes Ramiro lo que estoy pensando? en hacerme novia del conserje del cementerio por que no veas con que ojillos me mira, yo digo, por que siendo su novia me dejaría un rato más todos los días estar aquí contigo. Bueno seguro que como siempre estarás pensando, - esta mujer esta loca - . Mira ya viene por ahí a avisarme de que va a cerrar. Voy a recoger mis cosas y hasta mañana Ramiro.
Mientras Mariana se aleja y las lágrimas caen blandamente por sus mejillas en aquel rincón del cementerio parece oírse como un suspiro y un:
¡Esta mujer no deja en paz ni a los muertos!