Y ¿que tendrá esta zona que cuando el resto del Pirineo muestra su cara invernal más triste debido a la escasez de nevadas, tienen tanta nive que parece que aquí la climatología no entiende de predicciones?
Después de un magnífico día de esquí en Baqueira (si, tengo que reconocer que no soy tan guay, que yo también esquío en pista muchas veces) no hay nada mejor que perderse en la soledad de los bosques y trazar tu propia huella en la nieve.
El día estaba nubladillo pero la confianza de conocer bien el lugar (y el GPS :) ) nos hizo lanzarnos a la aventura cual Calleja rodeado de cámaras.
El cielo cada vez tenía peor pinta y nos hizo recordar alguna que otra aventurilla que se nos fue un poco de las manos el año pasado en plan Riders on the Storm
El paisaje recordaba a la excelente obra de teatro titulada "Arte" esa en la que el eje de la trama es un cuadro blanco, con el marco igual de blanco y con una fina línea blanca (del mismo blanco) en el medio.
Dada la situación y que las pistas de la estación no andaban muy lejos pensamos que era más sensato ir hacia las pistas y bajar por ellas que arriesgarse a caer por un barranco de fondo desconocido.
La noche fue fría muy fría (-12º), nada que no pueda superarse con una buena calefacción, claro que igual la furgo no es de la misma opinión.
Y por la mañana había caído una buena nevada, así que nos despertó el sonido de la civilización limpiando el parking para que los señores esquiadores pudieran salir tranquilamente de sus coches sin eslomarse repetidas veces.
Menos mal que todavía quedan muchos parajes en los que todavía no se nota la influencia del ser humano...