Qué palabra más rara!!!!!
A veces uno en vez de enfocarse en la semántica de una palabra se fija en otras cosas. Parece que en español hay 57 palabras que terminan en "UMBRE". En general, todas son más bien feas, espesas, como si fuera una pesadUMBRE pronunciarlas ante la muchedUMBRE. Es curioso, sólo hay una que me guste de verdad LegUMBRE, y no por la palabra en sí, sino por que están muy ricas las lentejas, los garbanzos, las alubias.
Sí, ya lo sé, ya me ido del tema. Yo venía a hablar de INCERTIDUMBRE, y no me refiero al Principio de Heisenberg (que parece más bien una forma de hacer cerveza), más bien quería hablar de la situación que vivimos.
Volví a publicar en el blog cuando el mundo se puso patas arriba, y a mí me pilló también patas arriba, y no sabía cuánto de inciertos iban a ser los tiempos venideros. Claro, que sigo sin saberlo.
Resulta que al cerebro humano la incertidubmre le sienta fatal, neurológicamente activa los sistemas de alerta de nuestro organismo, y si además esa incertidubmre nos provoca miedo, pues ahí arranca la amigdala a soltar chorreones de cortisol como si un león estuviera a punto de devorarnos.
Todo el mundo está esperando a que llege la nueva "normalidad" y se acabe la incertidumbre. Esperando a que todo esté bajo control....a que todo sea como se espera que tiene que ser. Pero no se puede vivir esperando. Porque mientras esperas, lo que pasa (lo malo y lo bueno) te lo pierdes.
No, no podemos estar esperando a esa supuesta "normalidad" para decir hala ya ha pasado todo ya podemos seguir viviendo, y digo yo ¿qué es normal? Lo normal es que todo cambie, nada es permanente, nada es para siempre. Así que lo normal es la INCERTIDUMBRE, sentémonos con ella, hagámonos amigos suyos pues nos va a acompañar siempre a todos los lados. Dejemos que las cosas sean tal cual son, y no como nosotros queremos que sean, no está en nuestra mano cambiarlas.
Así que siéntate tranquilamente al lado de la incertudumbre, y dile que tranquila, que la vas a llevar a todos los lados, y si hace falta también te harás amigo del miendo, pero que cada día lo vivirás lo mejor posible sin esperar al siguiente, porque para el siguiente, todavía queda mucho, quien sabe que va a pasar, con tanta incertidumbre. Ni siquiera sabemos si al día siguiente comeremos legumbres.