Pero bueno se llame como se llame ha venido para para quedarse hasta que ya nos parezca que lo normal es la "nueva normalidad".
La nueva normalidad ha cambiado las reglas del juego, pero son las que hay, es lo nos ha tocado vivir. Como dicen los terapeutas en vez de pelearse con la ola hay surfearla de la mejor manera posible.
En mi caso las olas grandes vienen por la mañana, a veces con periodos muy cortos, que no me dan descanso entre una y otra, casi no puedo coger aire para la siguiente. Pero los surferos sabemos que las olas vienen en series y que siempre hay un espacio algo más grande entre una serie y la siguiente. Ese es el momento en el te da tiempo a quitarte los pelos de la cara, ver la próxima ola y prepararte para surfearla. Si no eres un surfero experto a veces te caeras y otras no, pero lo importante es perseverar, sabes que alguna la cogerás bien y te llevará a la orilla.
Así, que ahora el mundo ha entrado en marejada, está el mar agitado, y no queda otra que aprender a estar entre las olas. A lo mejor algún día serán más pequeñas, pero el caso es que el mar nunca está quieto.
Lo curioso es que si me dijeran que cuál es el paisaje que más calma me da, diría que es el mar. Me asombra su cadencia, su perseverancia, su capacidad de adaptarse a toda la mierda que el ser humano vierte sobre él.