domingo, 7 de junio de 2020

LA NUEVA NORMALIDAD

Habría muchas formas de llamar a esto que llaman la "nueva normalidad", podría llamarse la "normalidad anómala", o la "nueva anormalidad", o "la normalidad poco corriente". 

Pero bueno se llame como se llame ha venido para para quedarse hasta que ya nos parezca que lo normal es la "nueva normalidad".

La nueva normalidad ha cambiado las reglas del juego, pero son las que hay, es lo nos ha tocado vivir. Como dicen los terapeutas en vez de pelearse con la ola hay surfearla de la mejor manera posible. 

En mi caso las olas grandes vienen por la mañana, a veces con periodos muy cortos, que no me dan descanso entre una y otra, casi no puedo coger aire para la siguiente. Pero los surferos sabemos que las olas vienen en series y que siempre hay un espacio algo más grande entre una serie y la siguiente. Ese es el momento en el te da tiempo a quitarte los pelos de la cara, ver la próxima ola y prepararte para surfearla. Si no eres un surfero experto a veces te caeras y otras no, pero lo importante es perseverar, sabes que alguna la cogerás bien y te llevará a la orilla. 

Así, que ahora el mundo ha entrado en marejada, está el mar agitado, y no queda otra que aprender a estar entre las olas. A lo mejor algún día serán más pequeñas, pero el caso es que el mar nunca está quieto. 

Lo curioso es que si me dijeran que cuál es el paisaje que más calma me da, diría que es el mar. Me asombra su cadencia, su perseverancia, su capacidad de adaptarse a toda la mierda que el ser humano vierte sobre él. 


domingo, 17 de mayo de 2020

INCERTIDUMBRE

Qué palabra más rara!!!!!

A veces uno en vez de enfocarse en la semántica de una palabra se fija en otras cosas. Parece que en español hay 57 palabras que terminan en "UMBRE". En general, todas son más bien feas, espesas, como si fuera una pesadUMBRE pronunciarlas ante la muchedUMBRE. Es curioso, sólo hay una que me guste de verdad LegUMBRE, y no por la palabra en sí, sino por que están muy ricas las lentejas, los garbanzos, las alubias.

Sí, ya lo sé, ya me ido del tema. Yo venía a hablar de INCERTIDUMBRE, y no me refiero al Principio de Heisenberg (que parece más bien una forma de hacer cerveza), más bien quería hablar de la situación que vivimos.

Volví a publicar en el blog cuando el mundo se puso patas arriba, y a mí me pilló también patas arriba, y no sabía cuánto de inciertos iban a ser los tiempos venideros. Claro, que sigo sin saberlo.

Resulta que al cerebro humano la incertidubmre le sienta fatal, neurológicamente activa los sistemas de alerta de nuestro organismo, y si además esa incertidubmre nos provoca miedo, pues ahí arranca la amigdala a soltar chorreones de cortisol como si un león estuviera a punto de devorarnos.

Todo el mundo está esperando a que llege la nueva "normalidad" y se acabe la incertidumbre. Esperando a que todo esté bajo control....a que todo sea como se espera que tiene que ser. Pero no se puede vivir esperando. Porque mientras esperas, lo que pasa (lo malo y lo bueno) te lo pierdes.

No, no podemos estar esperando a esa supuesta "normalidad" para decir hala ya ha pasado todo ya podemos seguir viviendo, y digo yo ¿qué es normal? Lo normal es que todo cambie, nada es permanente, nada es para siempre. Así que lo normal es la INCERTIDUMBRE, sentémonos con ella, hagámonos amigos suyos pues nos va a acompañar siempre a todos los lados. Dejemos que las cosas sean tal cual son, y no como nosotros queremos que sean, no está en nuestra mano cambiarlas.

Así que siéntate tranquilamente al lado de la incertudumbre, y dile que tranquila, que la vas a llevar a todos los lados, y si hace falta también te harás amigo del miendo, pero que cada día lo vivirás lo mejor posible sin esperar al siguiente, porque para el siguiente, todavía queda mucho, quien sabe que va a pasar, con tanta incertidumbre. Ni siquiera sabemos si al día siguiente comeremos legumbres.




miércoles, 29 de abril de 2020

NOS QUITARON LOS ABRAZOS

Seguimos en estado de Alarma, lo cual parece alarmante. Pero ya nos vamos acostumbrados a estar alarmados, ahora ya estamos calmadamente alarmados.

Han sido semanas extrañas, raras, y las que vienen no dejaran de serlo.

Por fin salimos con nuestros hijos a la calle, en nuestro caso somos muy afortunados, eso significa que salimos al campo a explorar la primavera, que no sé si será verdad pero a todos nos parece extrañamente maravillosa. Será que hay menos contaminación, será que hay menos ruido artificial, pero el caso es que el campo está bonito como nunca. O siempre lo ha estado y antes nos fijábamos menos.

La semana pasada este virus se llevó a mi tío Cándido, a él, una persona joven, sana y con unas vitalidad y ganas de disfrutar la vida como nadie. Pero no se ha ido del todo, en cada uno de nosotros queda un poquito de él. De esa buena persona, que siempre tenía gestos amables, contaba anécdotas graciosas y con una sencillez digna de admirar. Así que un poquito de todo eso queda en nosotros. Te echaremos de menos, pero seguirás de algún modo estando presente entre nosotros.


El caso es que iba a hablar de como echamos de menos los abrazos, pero me he liado ;)

Pues eso, que ahora que nos los han quitado, es cuando nos damos cuenta de lo que perdemos cada vez que dejamos de dar un abrazo, un beso, un gesto de cariño.

Poco a poco iremos volviendo a una extraña realidad que pasara de ser extraña a ser normal, lo que era normal, ya no lo será por un tiempo. Pero da igual, estamos diseñados para acostumbrarnos a lo que haga falta, solo necesitamos un tiempo de adaptación, unos más que otros, pero al final todos hemos aprendido a vivir calmadamente alarmados.

Esperemos haber aprendido, que el planeta no es nuestro, ni mucho menos, y que como no cuidemos nuestra casa, ésta nos va a echar a patadas. No deja de ser paradójico que un bichito invisible ha acabado con el "estado de bienestar", es decir, consumismo masivo, culto al cuerpo y no a la mente, las ligas de futbol, carreras de coches, motos, espectáculos, vuelos internacionales, vacaciones, etc.

Todo, toda esa industria de consumo enfocada al ocio (a entretenernos) se ha tenido que parar, y nos hemos dado cuenta de que de todo eso podíamos prescindir, pero de las pequeñas cosas, de los abrazos, no, eso no es prescindible.


martes, 31 de marzo de 2020

SILENCIO (Covid-19)

Vivimos dentro de una película de Ciencia Ficción, de esas en las que un virus amenaza a toda la humanidad, sólo, que ésta vez, no es una película. 

Amanece, abres la ventana y solo se oye el silencio, el silencio de los seres humanos, no se oyen coches, ni música, ni risas. 

Se ve algún vecino cabizbajo caminando despacio, por una vez no tiene prisa por llegar a algún sitio. La bolsa de basura que lleva se balancea perezosa al ritmo de sus pasos. Lleva guantes y una mascarilla improvisada, que le da la falsa seguridad necesaria para salir a la calle. 

Algún coche pasa, y la sensación es que pasan más despacio como si no quisieran hacer ruido, tratando de pasar desapercibidos. 

Hace un día magnifico, si no fuera por ese silencio...., pero bien pensado, sigue haciendo un maravilloso día. Se oye mejor que nunca la leve brisa que se ha levantado, el canto de los rabilargos y los mirlos. Los buitres vuelan como siempre. 

Desde casa se ve el Yelmo, tan solitario, tan cerca y a la vez tan lejos. A lo mejor tendremos que abrir los senderos cuando todo esto acabe, incluso espantar a los lobos y jabalies que extrañados de no ver humanos multicolores se habrán acercado a los pueblos a ver si es que pasa algo. 

Y es que sí, algo pasa, que ahora solo se escucha a la naturaleza seguir su camino.

domingo, 22 de marzo de 2020

El mundo está cambiando (Covid-19)

Hacía mucho que tenía abandonado el blog, el año pasado fue difícil en sus inicios y luego, pues tampoco tenía motivación para contar historias divertidas como hasta ahora. 

Este año empezó como acabó el otro, es decir, con depresión, sí, una depresión, de las buenas, de las de verdad, de esas que nadie se las cree menos tú que la estás sufriendo, porque, nadie se imaginaba que una persona como yo podía tener una depresión. 

Pero esto no va sobre mí, solo, que en mitad de mi marejada particular, en la que el mundo seguía pero yo me había parado, ha llegado un tsunami a todo el planeta en forma de pandemia global, llamado Covid-19. 

Y cuando la gente de mi generación pensaba que qué suerte que ni habíamos vivido guerras, ni grandes catástrofes (bueno el cambio climático sería otro tema) pues llega un bichín, apenas perceptible por un microscopio electrónico y zarandea el mundo. 

Ahora, todo el mundo se ha detenido. Sabemos como ha empezado pero estamos lejos de vislumbrar cómo y cuando va a acabar. 

Llegan tiempos de reflexión. De ver qué valores son los importantes en la sociedad, y cuáles no. Esta sociedad deshumanizada por el consumo, el capitalismo, se ha dado de bruces contra la realidad. Esta sociedad que valora a la gente por los goles que mete, por el dinero que gana, por lo guapos que son, por las casas que tienen.......ahora vemos que en el fondo todos somos más iguales de lo que pensábamos.

Esta sociedad que en su mayor parte vive de espaldas al planeta, se ha visto azotada por un bichín minúsculo. 

Ahora, sólo son libres el resto de animales que pueblan el planeta, mientras nosotros nos vemos encerrados en nuestras casas.

Me llama mucho la atención ver a los pájaros volar, y escuchar como cantan, ajenos a nuestra situación. 

La naturaleza sigue su curso, pero nosotros, ahora ya no. Ahora estamos parados.

Esperemos que de aquí, salga una sociedad transformada, a mejor, más solidaria, más consciente del planeta en el que habitamos, de lo que somos, y de las cosas que de verdad importan.