Ya os contaba hace tiempo algunas "cosas de mi madre". El caso es que le dió por escribir, y ya iba siendo hora que, a sus añitos, dejara salir esa creatividad que lleva dentro. Y es que esa casa de la que salí ya hace bastantes años, para "madurar", me la han cambiado (si lo sé me voy antes).
Ahora, llego a esa casa de la que salí a comer y me encuentro un panorama de cuidado.
Pues no va y les da a los dos por ser artistas. Se supone que son los hijos los que me iban a quitar de pobre, pero yo con este panorama me veo que son mis padres los que lo van a hacer.
En un lado anda mi padre, que a sus añitos, se ha enviciado con la guitarra. Ahí esta EL dale que te pego que, a este paso, cualquier día me lo encuentro tocando "entre dos aguas" y con la bolsa preparada para irse luego a "la pachanga". Por otra parte, esta ELLA recién llegada de tai-chi, enfrascada con el ordenador, que si el word, que si el cinetube, que si los emails y no olvidemos sus "cosas".
Vaya, si ya me estaba yo liando, el caso es que yo andaba hoy por aquí porque resulta que a mi madre con una de sus "cosas" le han dado un premio.
Un premio por no olvidar a los que olvidan.
Es la carta ganadora del 4º Certamen de cartas de amor "Gloria Fuertes".
CARTA DE AMOR ANTES DEL OLVIDO
Mi querida Margarita; otro año más por San Valentín te escribo esta carta, ya sabes lo que te voy a decir, después de más de cincuenta años juntos ya nos hemos dicho casi todo, pero como el médico me dijo que tengo la enfermedad del “olvido” no quiero dejar pasar este año que todavía estás en mi mente, para recordar el amor que nos tenemos después de tantas cosas vividas, del camino andado, un camino difícil, pero que hemos recorrido cogidos de la mano, y con la fuerza de nuestro amor hemos vencido las duras pruebas que nos ha puesto la vida, por que el amor es fuerza, comprensión, tolerancia…son las pequeñas cosas del día a día.
Nosotros hemos sabido ir tejiendo este difícil entramado, hemos logrado el abrigo del amor que nos ha cobijado tantos años, y le pido a Dios que nos siga cobijando.
Pero lo que más le pido a Dios con todas mis fuerzas es, que esta enfermedad que se está apoderando de mí, no te borre de mi mente, pero si llega el día en que ya no te conozca, haga el milagro de que me vuelva a enamorar de tí
mi querida Margarita.
Tuyo siempre, Mariano.