Las cabras siguen absortas ante nuestros inútiles intentos de ser como ellas, no mentalmente que las superamos con creces en cuanto a idiotez se refiere sino a comportarnos dignamente en las placas pedriceras.
Algún café tardio en cantocochino intentando recuperar nuestros perezosos cuerpos que reniegan de las cuestas entre jaras, brezos, lavandas, enbros y algún tejo despistao.
Algunas han mejorado tanto que se permiten limpiar sus moquillos cuando escalan.
Yo he aprovechado las últimas sombras para quitar esas sombras de mis deberes (Californicación 6c+) y ver la luz.
Y el sol hace su aparición mientras se retira la tormenta recordandonos que la temporada pedricera esta tocando a su fin. Pero seguiremos subiendo a las caras norte, dejándonos las llemas, y llenandonos de ilusión con cada paso que damos.
2 comentarios:
Se ve que no pasan en vano...
Bueno...se lee...se lee
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